sábado, 2 de abril de 2011

Picasso, 7:30 de la mañana


He debido de fumar mucho esta noche
pues los labios me saben a gauloise.
La estufa no me hace olvidar el frío y
antes que cruzar la habitación para hacer gárgaras
frente al espejo, preferiría quedarme aquí,
en la cama, jugando con mis cajas de cerillas.

¡Marcel, súbeme el correo!”
Los periódicos de ayer por la tarde no decían
nada y el libro de Cocteau es
demasiado libertino para leerlo sin haber desayunado.
El rey de los traperos dice que soy porque
me vio recoger de las basuras ciertos cartones
una noche.

Yo hago como aquel que por pobreza
no se atreve a tirar nada. Soy el pavor
de las limpiadoras, me detestan en silencio.
¿Qué puedo hacer si levantar esculturas con
desechos es mi inclinación?

No, dile que no Sabartés, que estoy
indispuesto, que he cogido frío”.
No tengo ganas de enseñar nada esta mañana.
Si quieren verme ya vendrán otro día.
Los coleccionistas me deprimen tan temprano,
me obligan a hablar cuando no quiero. Aunque
no sé si sabría ya vivir sin un céntimo..
Pero, ¿dónde habré puesto ese batín?

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