miércoles, 26 de septiembre de 2012

Einstein y el sentido común

Albert Einstein no solo fue un físico genial. El efecto de sus ideas y convicciones morales fuera del campo de la física teórica y de la filosofía de la física se ha dejado sentir en otros ámbitos como la política o la educación. Fue un hombre que ante todo creyó en la libertad individual y en el derecho de las naciones a su progreso social y cultural. Un hombre que simpatizó con algunos principios socialistas y que siempre aborreció el nacionalismo, la xenofobia y el recurso a la violencia. Su talento brilló en muchas esferas y, por ejemplo, el estado de Israel y la Universidad Hebrea le deben gratitud eterna.

Pero por encima de todo fue un hombre libre que no se amilanó ante el peso de las ideas recibidas (sean éstas las de Newton o las de cualquiera otra tradición "honorable") y quizá fuera esta disposición suya de ánimo la que le llevara a sus mayores descubrimientos y a afirmar convencido que "el sentido común es el depósito del prejuicio depositado en el espíritu de los que están a punto de cumplir los dieciocho años".

lunes, 24 de septiembre de 2012

Camino de Salida


CAMINO DE SALIDA







Dicen que vendrá nieve y los cuervos
de alas torvas graznan. Baten el azul,
escalofrían el silencio, presagian humo.
Las nubes lentas parecen medir el tiempo.
Los transeúntes, en cambio, parecen tener prisa
mientras yo vagabundeo
-el cuello del gabán subido y una gota péndula en la punta de la nariz-.
Suena una campana y, de repente, me llegan perfumes
de pastura que trae el viento.
Aminoro aun más el paso y me enrosco la bufanda al cuello.
El guarda del jardín municipal me saluda con una inclinación
de cabeza que yo devuelvo con otra inclinación
y sin saber muy bien por qué me asaltan viejas historias
de farolas encendidas en la noche de los cuentos.
Empiezan a caer algunos copos y reparo
en que no llevo los zapatos convenientes. 
Me digo que no importa,
que esto no me va a hacer volver ahora.
Las cejas se me mojan, pero en las manos
conservo el calor del paño de los bolsillos.

La nieve cae con sutilísima tristeza,
cae muy lentamente
y como en un bisbiseo me envuelve
su murmullo. En el suelo y sobre los árboles y los aleros
ahora todo es blanco. La casa queda lejos.
Está nevando y mis pies –mi alma ya lo hizo- se hunden en el légamo.

martes, 18 de septiembre de 2012

Gallé o la belleza aplicada a la vida

En la estela del trabajo realizado por ese exquisito conjunto de artesanos ingleses de mediados del XIX, liderado por William Morris y respaldado intelectualmente por John Ruskin, que se llamó Arts & Crafts (artes y oficios) podemos situar en Francia a l´Ecole de Nancy. En esta ciudad fronteriza que a finales del XIX queda hecha una isla de francesidad en medio de un océano prusiano que inunda la Alsacia y la Lorena una serie de artistas-artesanos vuelven a reunirse para impulsar una alianza provincial entre el arte y la industria que consiga situar a la ciudad de Nancy en el centro del mapa del negocio de la artesanía del hierro, el acero, el cristal y la madera. Y así, gentes como Émile Gallé, Ernest Bussiére, Auguste Daum, Louis Majorelle o Víctor Prouvé asocian sus respectivas energías creativas hasta hacer de este movimiento multidisciplinar una referencia ineludible en la tradición, por desdicha poco extendida, de aplicar el impulso de belleza a los objetos funcionales de la vida.
copa con libélula
De todos sus integrantes quizá sea Émile Gallé el más conocido y acaso también el artista más singular. Refinado intérprete del vidrio como no ha habido otro, Gallé sometió al cristal a todas las posibilidades técnicas al alcance en su época: el esmaltado, la talla, el grabado al agua fuerte, el uso de burbujas de aire o la aplicación de láminas de metal, y en todas supo hallar la hermosura sin olvidar la función. Quizá por eso en un tiempo como el suyo, en el que todavía se valoraban esas cosas, pudo hacerse rico (su fábrica llegó a emplear a más de trescientos trabajadores) sin necesidad de sucumbir a la ordinariez.

En otra ocasión futura, cuando disponga de más tiempo, quisiera tratar con mejor mano la relación de Gallé con los motivos del mar, una relación intensa en lo biográfico y fascinante en lo artístico.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Bellas Aves Estúpidas






Cuando alguien le comentó a Rodin que los cisnes eran "bellas aves estúpidas", él contestó: "tienen la inteligencia de unas líneas bellas, y eso les basta".

jueves, 13 de septiembre de 2012

Cura de Amor

Si el amor es abrir los ojos y encontrarte
no me dejes dormir, amor.
El sueño a tu costado es una lenta y vacilante
despedida de ti.
Dame, por el contrario, tu despertar y tu alegría
y déjame anidar entre tu corazón y tu camisa.

Más adentro del abrazo nuestro amor
busca su fondo sin saber que es insondable.

Y cuando todos los besos acaben
quiero que vuelvan tus besos a besarme.
Y cuando mengüe el fulgor de las estrellas
ojalá vuelvan tus ojos a mirarme.
Haz que me estremezca de palabras
y dime si las cosas que nos rodean
creen en la necesidad de ser dichosas.
El florero, la piedra, los libros,
el cuadro en su moldura, tus anillos,
sellan el pacto secreto de concordia
que al amor de los amantes sosegados
se afianza y se consuma en cada abrazo
y cada hora y para siempre.

martes, 11 de septiembre de 2012

Eros Matutinus

Me gustan los libros en los que el autor hace memoria y entre confidencias, datos y reflexiones pone en pie aquello que considera más interesante de la historia de su vida. Stefan Zweig es un especialista consumado en este tipo de libros y El mundo de ayer, su personal aportación al género, lo considero ejemplo canónico de cómo pueden convivir sin estorbarse la evolución de una biografía y la recreación de una época histórica.
El libro se lee con admirable fluidez y aparenta estar escrito apenas sin esfuerzo, detalle que identifica al escritor de raza. Zweig vivió un tiempo fascinante y convulso en el que asistió en primera fila al desmoronamiento de un mundo y de sus formas de vida que fueron bruscamente modificadas y sustituidas por otras, a menudo más groseras y democráticas. Pero no en todo, los cambios fueron a peor.
En el capítulo que el escritor austriaco titula "Eros Matutinus", y que dedica a examinar el hipócrita y mojigato comportamiento de los principales agentes sociales de la Europa de principios del XX con respecto a la sexualidad, se fija en algo que de inmediato llamó mi atención y me hizo revivir situaciones de las que yo, de adolescente, tampoco conseguí librarme. Y eso que, en mi caso, ya habían pasado más de setenta años de aquellas circunstancias.
Dice Zweig que para lograr que una dama evitara llevarse a la boca la palabra "pantalones" (llevarlos puestos en ella era algo sencillamente inconcebible) debía utilizar "la denominación evasiva, expresamente inventada para la ocasión, de "los inefables"". Y todo para evitar la tentación de pensar demasiado en ellos y en aquello para lo que han sido hechos. Y, siguiendo una lógica ridícula pero perfecta, si algo no debe ser nombrado ¿qué mejor que llamarlo "inefable"? Pero no "lo inefable" (demasiado filosófico) sino, en un plural paradójico aunque muy revelador, "los inefables". En el fondo, es el summun del supuesto arte de aludir a la cosa sin nombrarla. Un arte que yo también me vi en la obligación de ejercer en mis largos y grises años de colegial y en el que, de una manera difusa pero palpable, volvía a vagar el fantasma de la sexualidad.
Rehén de los padres jesuitas desde los nueve hasta los dieciocho años, una de las primeras lecciones que aprendí con ellos fue a considerar a la lengua como un virus corruptor y, por consiguiente, a determinadas palabras como bacterias patógenas. Así, había que prevenirse de ellas no utilizándolas nunca, al menos, en público.
Si para las mujeres honestas de principios del siglo pasado "los pantalones" eran peligrosos portadores de veneno, para nosotros, púberes discentes de la escuela jesuítica, la amenaza residía en los retretes, en los servicios, en el baño. Y, por lo mismo, ninguna de estas tres palabras, ni cualquiera otra que se les aproximara, podía ser nombrada en presencia de padre jesuita alguno. En su lugar decidieron que eso se llamaría "lugares" -así, también en plural disolvente- con la esperanza, sin duda, de que al evitar ninguna connotación fisiológica nos hiciera olvidar que íbamos a ellos por una necesidad de nuestro cuerpo.

 -"Padre, ¿puedo ir a lugares?"  El eufemismo, que no dejaba de albergar cierta belleza en su ambigüedad, de tanto repetirlo dejó un día de parecernos descabellado y absurdo y estoy seguro de que con el tiempo llegó incluso a cumplir, en muchos de nosotros, su auténtica y secreta función: la de aleccionarnos a aceptar como un mal menor que el comportamiento y el discurso que sostenemos en sociedad no tiene maldita la obligación de coincidir con nuestra auténtica forma de ser.
No me extraña que Freud haya estado prohibido durante décadas en las facultades que los jesuitas regentan por el mundo, ni tampoco el temprano éxito de sus teorías en vida.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Bosé, una nulidad que (hace que) canta

Dice Bosé (últimamente más conocido como Papito) que Rajoy es una "nulidad" y que eso a él le preocupa muchííísimo. Y en la misma entrevista concedida al diario amigo (de su carrera), ahora que anda en una gira donde el público escasea casi tanto como su pelo -el de Papito-, dice también que no se equivocó cuando apoyó públicamente a Zapatero porque su primera legislatura "funcionó muy bien". Y el afamado politólogo de Somosaguas se queda tan pancho y sonríe al fotógrafo.
Si bien es cierto que oír hablar a Papito de política nacional tiene el mismo interés que una tesis de Cecilia Giménez sobre restauración de pintura al fresco, no deja de resultar extraordinario que alguien que decidió arquear el dedo índice sobre su ojo para apoyar en campaña electoral a un presidente como Zapatero venga ahora a tildar a Rajoy de "nulidad", precisamente ahora cuando las consecuencias económicas, políticas y sociales de la gestión de aquel presidente-aventurero que "funcionó tan bien" lastran y obstruyen la labor de éste.
En fin, ayer fueron los oportunistas elogios al 15-M, hoy le toca al vapuleado Rajoy y mañana puede que se acuerde de los derechos de las tribus antropófogas a comerse a sus seres queridos. Cualquier cosa progre con tal de relanzar su gira. Dejemos al sociólogo del pop, insigne autor de Don Diablo, que siga haciendo que canta por los escenarios del candoroso mundo porque, si nos ponemos así, para nulidad, nulidad, la suya. ¿O es que ha visto alguien caso más insólito y pertinaz de cantante sin voz ni oído musical? ¿Conoce alguien algún otro caso similar de cantante al que otros cantantes le canten sus canciones en sus discos para que su voz se oiga lo menos posible?
En la carrera musical, incomprensiblemente larga, del Papito Bosé lo único que de verdad no ha sido una completa nulidad es el trabajo hecho por sus ingenieros de sonido. Y eso, en mi lengua, se llama "dar gato por liebre", de ahí, quizá, sus desafinados maullidos, (y al video me remito).

martes, 4 de septiembre de 2012

Talk to me like lovers do

Hay canciones que no envejecen nunca porque son, de alguna manera, el emblema de tu juventud y cuando las vuelves a escuchar confirman que no te equivocaste. Here comes the rain again es, para mí, una de ellas. Hace gala de esa fascinante combinación entre un pop de sofisticada orquestación y una letra de connotaciones levemente melancólicas que una voz de contralto como la de Annie Lennox sabe desgranar con teatral eficacia.


Hay momentos en la canción en que se llega a rozar la oscura belleza de las rosas a punto de marchitarse en los jardines abandonados. Pero, de repente, para salvar la situación, ella dice: "so, talk to me like lovers do", y la canción vuelve a brillar y a encontrar su equilibrio.
Desde 1984 (año de la canción y del disco Touch) han pasado muchas cosas, entre ellas la desaparición de Eurythmics y la lenta transformación de la diva en activista de los derechos humanos. Pero si algo sigue quedando meridianamente claro es la diferencia sustancial entre nuestros "iconos musicales" (en los ochenta yo tenía veinte años) y los actuales.