viernes, 24 de junio de 2016

Crematorio del Cementerio de Delstern, P. Behrens, 1906-07


Si por algo es conocido –diríamos que archiconocido-  Peter Behrens es por sus trabajos para la empresa alemana AEG. Desde su puesto de consultor artístico se encargará de dar el último toque a los productos de la fábrica, desde lámparas o ventiladores hasta la cartelería y las tarjetas publicitarias. Digamos que terminó por diseñar la imagen corporativa integral de la empresa y eso lo convirtió en el primer “diseñador industrial” de nuestra época. Como arquitecto, la fábrica de turbinas que diseño en Berlín para AEG (1907-10), un enorme templo rectangular de 124 metros de largo por 39 de ancho y 25 de alto,  es, con toda probabilidad, el hito fundacional de la arquitectura racionalista con fines industriales.

Con todo, a nosotros nos interesa mucho más otro proyecto suyo, más modesto y menos conocido, como es el Crematorio del cementerio de Delstern, un año anterior a la fábrica berlinesa. Convocado por su mecenas, el joven y rico financiero Karl E. Osthaus, Behrens se traslada a Hagen, en la industrial cuenca del Ruhr, donde terminará por realizar algunas de sus mejores casas y una obra maestra absoluta como es este crematorio, el primero que se construye en Prusia.
Behrens lo concibe tipológicamente como iglesia y para ello se inspira en la de San Miniato al Monte de Florencia, que le proporciona el modelo sobre el que basar la articulación general del edificio así como su fachada, aunque llevando ambos aspectos a una suerte de reducción simbólica a través de formas puras que se visualizan claramente en el gran triángulo del tímpano de la fachada en el que un cuadrado encierra un círculo que, a su vez, encierra otro cuadrado con un círculo en su interior.
Las paredes del cubo y la chimenea, semejante a un campanile, se habían cubierto en un principio con mármol bicolor (blanco y negro) pero desgraciadamente fue retirado por razones estructurales en 1912 y desde entonces se ven revocadas en vulgar yeso. En el interior, el espacio de la planta baja no se encuentra dividido por ningún elemento que separe el centro de los laterales,  y el extremo opuesto a la entrada se remata con un ábside cuya cúpula aparece decorada de mosaico al estilo bizantino. Debajo de ella se encuentra el catafalco, dispuesto de tal suerte que puede descender para la incineración. El columbario previsto detrás del edificio nunca llegó a construirse.
Interior, zona del ábside con el catafalco.



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