Severo y arrogante el palacete Stoclet
es uno de los más perfectos ejercicios de arquitectura entendida como joyero o
cofre de tesoros de todo el siglo xx. Ideado por Hoffmann bajo el exhaustivo y
coherente programa de los Wiemer
Werkstätte (talleres vieneses donde Koloman Moser y el propio Hoffmann
dirigían la formación de jóvenes artistas visuales, arquitectos y diseñadores)
la mansión Stoclet está considerada la obra de arte total más representativa de
esta tendencia.
El cliente, un financiero belga que
había conocido a Hoffmann en Viena, Adolphe Stoclet, pretendía una residencia
de lujo, un espacio museístico donde disfrutar de su colección privada de arte
y un escenario apabullantemente moderno con el que poder impresionar a sus
distinguidas amistades europeas. Hoffmann logró con creces satisfacer tales
pretensiones.
La construcción, en las afueras de
Bruselas, responde a la tradición de las casas de campo inglesas, pero la
organización de los espacios y, sobre todo, su decoración son un catálogo de
maravillas secesionistas: enlazadas en
suite las salas de la planta baja (vestíbulo, comedor y salón de música) se
manifiestan como volúmenes salientes de los perfiles de las fachadas. La planta
del edificio cuenta con dos ejes principales que se extienden hasta encontrarse
en ángulo recto. Del edificio principal destaca la torre escalonada de 20
metros de altura, rematada por 4 estatuas de cobre, que nos recuerda bastante
otra torre, la De la Boda, que su amigo Olbrich levantara un año antes en el
complejo de Darmstadt, en Alemania. Todo el edificio está cubierto de losas de
mármol blanco noruego y las ventanas, enmarcadas con perfiles de cobre oxidados
en negro, lo que confiere al conjunto un aspecto de regio y sofisticado
cenotafio. También los interiores se diseñaron con severidad y precisión a base
de suntuosas maderas y mármoles pulidos. Toda esta moderna elegancia quedó
realzada por el mobiliario, tapizado en piel de gamuza, y por los maravillosos
dos grandes mosaicos con incrustaciones de oro y piedras semipreciosas que
Klimt hizo para decorar el comedor principal.
Comedor de la planta noble con el mural de Klimt. |
Los herederos del señor Stoclet se
niegan a abrir el palacio al público y aunque desde hace más de 5 años nadie lo
habita, su estado de conservación es envidiable y prácticamente todo el
mobiliario y la distribución de sus espacios siguen siendo los originales.
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