martes, 24 de mayo de 2016

Broad Leys House, Charles F A Voysey, 1898-99


A pesar de que él nunca lo habría admitido y de que reivindicara hasta el final la operatividad del programa “Arts & Crafts” Charles Francis A. Voysey está considerado uno de los pioneros de la arquitectura moderna. Él, como decimos, rechazó hasta el mismo concepto por considerarlo inexacto y pretencioso.



Como arquitecto – fue también un afamado diseñador textil y de muebles- su especialidad eran los “cottages”, esos refugios campestres de aire Tudor que la clase privilegiada británica tenía a gala hacerse construir en la campiña. Él supo despojarlos de los detalles más innecesariamente vernáculos, desarrolló su horizontalidad, despejó sus interiores y, finalmente, los cubrió de un revoque blanco de áspera textura. Casas como las de Guilford, Proposed o The Orchard siguen siendo hoy un prodigio de consonancia entre el medio rural y el confort burgués. Pero, sin duda, es Broad Leys House su obra más refinada. Con la planta en forma de L –rasgo característico que compartió con otro gran arquitecto británico como Mackintosh- toda la casa se apoya sobre una base de piedra que la aisla del resto del campo y le procura unas vistas más elevadas y espléndidas sobre el cercano lago Windermere. Las soluciones más novedosas de la vivienda, no obstante, se reservan para el exterior, como es el caso de los tres enormes ventanales cóncavos que parecen salir del cuerpo menor de la gran L y que dotan de una iluminación integral a las habitaciones comunes, situadas a lo largo de la fachada del jardín frente al lago, todas ellas de triple altura y conectadas por medio de un corredor elevado que da a su interior un aspecto como de puente habitado. En el exterior, la presencia de contrafuertes en las esquinas, el color verde Buckingham para la carpintería de madera y canalones y el ya mencionado revoque blanco afirman inequívocamente el estilo Voysey. Otro detalle singular lo representan las ventanas corridas bajo los típicos tejados a cuatro aguas, responsables de una nueva percepción de espacialidad dentro de la casa.
Detalle de la fachada al lago con los ventanales cóncavos


Aunque pertenece hoy al Club Naútico de Windermere, que ha hecho algunas reformas en el interior, todavía puede sentirse esa sensación de confortabilidad y refinamiento cuando entras en ella debido a los esmerados trabajos de artesanía tanto de la madera como del cristal. Las vidrieras emplomadas del acristalamiento, por ejemplo, dan al interior un aspecto vagamente isabelino que contrasta con la modernidad del exterior.

Solo añadir, para los curiosos del séptimo arte, que Broad Leys House se utilizó para rodar las últimas escenas de “La mujer del teniente francés”.

Interior, salón planta baja.

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