lunes, 10 de abril de 2023

PARÍS: GOZO DEL FLÁNEUR

 



Mirar hacia arriba mientras se pasea es, por lo general, una costumbre muy saludable que suele dar gratas sorpresas tanto en el campo como en las contadas ciudades que logran mantener parte de su caserío inmune al rigor mortis del juego de escuadras que ha impuesto el Movimiento Moderno.

Muy cerca del hotel donde nos alojábamos mi pareja y yo estos días pasados en París me sorprendió, al mirar hacia arriba, un monumental conjunto de edificios que, de entrada, me pareció de una cuidada híbrida belleza. Al detenerme para contemplarlo más al detalle enseguida me di cuenta de que sus diferentes edificaciones no tenían otra función que la de común vivienda. Edificaciones, eso sí, hechas con un claro propósito de resultar visualmente bellas. Después de las consabidas fotos de móvil me puse a investigar y esto es un resumen, un poco a vuelapluma, de lo que pude descubrir:

Terminado de construir en 1926 por los arquitectos Joseph Charlet y Etienne Perrin este sugestivo complejo de viviendas sociales en forma de espina de pescado (408 apartamentos y pisos para los que gusten de la exactitud) hay que interpretarlo como un ejemplo más –por muy elegante que pueda parecer- de la corriente higienista que en Francia lideraron los arquitectos Henri Sauvage y Charles Sarazin, fundadores en 1903 de la que se conoció como Sociedad de Viviendas Higiénicas Baratas (HBM, sus iniciales en francés). Se trataba de luchar desde el frente arquitectónico contra la tuberculosis, una verdadera plaga todavía a principios del siglo XX, y la insalubridad de las viviendas urbanas, especialmente del extrarradio. Así, un buen número de jóvenes arquitectos con conciencia social se lanza a construir edificios que hoy llamaríamos de VPO, con unos estándares de calidad que exigían para las familias modestas estancias más espaciosas y mejor ventiladas e iluminadas.




Lo que llama la atención en este caso es no solo el esmero con que están animadas las fachadas con alternancia de pequeñas terrazas y balcones de altos ventanales, algunas en forma de logias, también con elementos cerámicos esmaltados en azul y ladrillos policromados (herencia del art-decó) sino la dotación de una completa infraestructura de servicios como garajes, trasteros, jardines interiores y espacio para una guardería y hasta para depósitos mortuorios. En definitiva, parece que se trataba de hacer una pequeña ciudad dentro del distrito XIII de la propia la ciudad.