lunes, 28 de noviembre de 2011

La La La Human Steps: New Work

Este sábado he vuelto a ver a los La La La Human Steps. Bailaban el nuevo trabajo (New Work) de Edouard Lock, ese genio medio español medio marroquí que nació para la danza en la afanosa y olímpica Montreal de los 70.
Hacía mucho tiempo que no los disfrutaba en directo, casi 20 años, que se dice pronto. Pero al poco de empezar el espectáculo ascendió a mi memoria aquel estremecimiento de la primera vez, cuando los descubrí una veraniega tarde en Edimburgo. Recuerdo que me asombraron con su técnica y su instinto para la belleza. Afortunadamente en eso no han cambiado. Mi cada vez más precavida capacidad de sorpresa vuelve a comprobar que la compañía y su fundador siguen apostando sin ambages por la misma exigencia técnica al servicio consuntivo de la belleza. Rara apuesta en unos tiempos donde lo moderno parece exigir el triunfo de lo feo y hasta lo salvaje.
En realidad Lock es un clásico, un clásico muy vivo de la danza moderna que aprovecha todos los recursos técnicos del ballet clásico para reelaborar una nueva dicción del movimiento y una nueva gestión del espacio. Aceleración sincronizada, gestualidad contenida pero expresiva, escenografía sobria y elemental y, sobre todo, una escrupulosa resistencia a todo elemento accesorio y perturbador que incluye desde la coreografía hasta el vestuario. Estas serían, para mí, sus principales señas de identidad.
En La La La Human Steps es la danza lo que brilla y el cuerpo humano su central protagonista, ese instrumento que escribiendo en el aire las más puras líneas consigue traducir la auténtica emoción de la belleza.

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