A Yan Pei Ming le gusta pintar
a lo grande. Y no lo digo solo por las heroicas dimensiones de sus retratos o
por los enormes pinceles que utiliza –a veces brochas como escobas- sino
también por la exuberante metralla gestual de su técnica y la notoriedad universal
de muchos de sus modelos (desde Mao Tse Tung hasta La Gioconda). Como ahora
está exponiendo en Málaga (otra jugada hábil del CAC) YPM se ha traído dos
potentes retratos de Picasso para la ocasión, para hacer honor a su “grandeza”.
Retrato del joven Picasso |
Con la proverbial perseverancia
china este pintor formado íntegramente en Francia parece haber interiorizado de
forma concienzuda las técnicas occidentales de raíz expresionista que emplea
sin querer salirse nunca de los límites de la figura humana. Muy parco de color
–apenas el blanco, el negro y, en contadas ocasiones, el rojo- YPM parece
confiarlo todo a la expresión. Y te guste más o menos lo que hace hay que
reconocer que sus retratos causan una sacudida inicial que te obliga a seguir
mirándolos y cada vez más cerca. Tienes
que acercarte mucho a ellos para comprender en toda su complejidad la elaborada
técnica que los sostiene: partiendo del concepto plano de cartel publicitario
YPM va, a través de una pincelada gruesa, belicosa y empastada, añadiendo
pintura hasta encontrar el punto de equilibrio entre la penetración psicológica
y el impacto visual de la publicidad.
Me pasó una cosa curiosa viendo
su exposición: frente al conjunto de sus retratos sentí una extraña
desconfianza, una sensación como de no creerme del todo lo que veía, pero si
elegía solo uno y lo desmembraba con la mirada, entonces el cuadro se me
revelaba como auténtico y me llegaba a emocionar.
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