martes, 1 de mayo de 2012

Cuando la lluvia ya te ha mojado

                                                                               A Carlos, que siempre va conmigo



Esperaba bajo la lluvia, sentado, con las orejas levantadas y la mirada perdida. Era de noche cuando llegamos a la gasolinera y los coches lo esquivaban, él no los temía. Esperaba sin inmutarse, con perseverancia, sin duda mojado y arrecido. Me acerqué a la ventanilla para pagar el combustible y le pregunté a la empleada si estaba perdido. Afirmó con la cabeza, algo atribulada, y luego dijo: "aún no está muy delgado, lo dejaron aquí hace varios días". Añadió no sé qué cosa sobre otros perros, la mampara no me dejó oirla.
No había nadie en la cola, empezaba a hacer frío y por un momento no supe qué hacer ni qué decir. Mientras volvía al coche busqué al perro con la mirada y entonces él volvió la cabeza y me miró. Tragué saliva. La lluvia fina parecía no importarle, esperaba tercamente, con fidelidad perruna, al dueño que lo abandonó a su suerte junto a una autovía donde los coches pasan a más de ciento veinte. Imaginé que esperaba en el mismo sitio donde lo dejaron hace varios días con la confianza de que el amo esta vez sólo se retrasara un poco más que de costumbre.
Lo llamé, le dije algo cariñoso y mi compañero sacó del equipaje un tupper con restos de comida -arroz con pollo- que traíamos del fin de semana en la casa de la playa. Sus ojos cobraron vida y por fin se puso a cuatro patas. Se acercó con cautela, oblicuamente, pero sin perder de vista la comida. Mi compañero volcó nuestra cena en un plantío y el perro vino. Movía la cola y se pasaba la lengua por el hocico. A pesar del hambre acumulada temía acercarse demasiado; hasta que mi compañero no se retrajo el perro no tocó la comida. No éramos su amo, no nos conocía, éramos dos extraños en la noche que hacíamos cosas imprevistas.
Cuando volvimos al coche con una pizca más de alivio vimos a lo lejos a otro perro escarbando en las basuras.
Luego, mientras conducía, pensé en la suerte de nuestro perro y en el alma negra de los amos sin compasión ni agradecimiento y en la angustia animal de una espera sin conciencia del tiempo y en la llovizna inadvertida. Y ya en la cama, a punto para el sueño, volví a ver su cara, la cara de ese perro que esperaba obstinadamente, sin desmayo, bajo la lluvia.

9 comentarios:

  1. todos, alguna vez en nuestras vidas, nos hemos sentido perdidos, abandonados a nuestra suerte,mojados como el amigo de la foto. el que hace ésto, no tiene alma ni sentimientos, si ya no lo quieres, haz algo humano y entregalo a alguien que pueda ayudarlo y no lo abandones a su suerte. buena reflexión amigo fran. jose de Ronda.

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  2. Siempre es tan triste ver como abandonamos animales, personas... No nos damos cuenta que el cariño, la fidelidad, el estar ahí nos devuelve con creces el esfuerzo hecho. Cuando va pasando el tiempo y la vida se vuelve más serena, sabemos claramente lo que es importante.
    Gracias Fran, por hacer que comparta contigo ese momento que has vivido.Besos a los dos.

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  3. Triste, cada día, todos los días... =(

    Este video trata justo ese momento, el del abandono. Si estás con buen ánimo échale un vistazo. Si no déjalo para mañana.
    Un fuerte abrazo. Gerardo.

    http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=EhYINfQFSo4#t=0s

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  4. Precioso y una realidad del día a día. Es triste que tu texto no cale en estas personas.

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  5. Me alegra saber que hay personas que ven con los mismos ojos dramas, que no sólo son humanos, aunque si hablan mucho de la naturaleza humana, cruel, como buenos bichos racionales que somos.
    Cada día aprendo mas de los animales y menos del hombre. Algún día volveremos a ser tan sólo animales, tan sólo buenos per se.
    Gracias por ese precioso relato.
    Carlos, Montequinto.

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  6. Me estimula haberte hecho reflexionar con el relato, que por desgracia es real.

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  7. Una bonita historia, me hace recordar la sencilla pero bonita pelicula sobre un perro que espero a su amo casi diez años en Japon en los años 30.
    http://www.filmaffinity.com/es/film994598.html

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    1. hola Joaquín, muchas gracias por tu opinión. Efectivamente, la película de R Gere es emotiva y aleccionadora. La vi hace algunos años y me encantó.

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  8. Tenemos tanto que aprender de esta gente que llamamos animales, tienen tanto cariño, tanta confianza en nosotros que hasta se dejan matar - ya lo decía Tolstoi, confían completamente en el ser humano - por eso estas historias son tan desgarradoras. Es un amor y confianza inconmovibles, más allá de todo...vaya responsabilidad la nuestra ¡

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