Le baiser, Picasso, 1969 |
Cuando Picasso expone su
última obra en la capilla del Palacio de los Papas de Avignon en 1970 es un
titán impotente y desesperado porque ya no puede seguir asaltando los cielos
que se guardan en las alcobas femeninas. Pero aun así sigue siendo, en esencia,
el mismo pintor. Sus cuadros de entonces son una suerte de elegías
autobiográficas de carácter compensatorio, la confesión desgarrada y sincera de
un cisne que se muere. Un trabajo prometeico de 166 obras que le habían ocupado
todo un año (desde el 5 de enero del 69 hasta el 1 de febrero del 70) y que
certificaba que ya no podía seguir robando del mismo modo el fuego a los
dioses.
No hubo piedad: la crítica fue
cruel y los llamados “expertos” se enfurecieron y fueron a por él. Aquellos que
hasta entonces le habían concedido la caprichosa libertad de los genios de
pronto decidieron abandonarlo a su suerte. Y un coro de voces autorizadas
comenzó a tararear por el mundo la cantinela de que el titán se había vuelto gagá y que esa senilidad era fatalmente
irreversible. Así fue como Avignon se convirtió en su capilla ardiente.
En realidad Picasso había entrado,
con el ímpetu de sus últimas fuerzas, en lo que años después se llamaría su
“estilo tardío”, igual que un elefante camino del cementerio. Estilo que al sector
más piadoso de la crítica se le ocurrió aquello de que había que leerlo como
una contribución graciosa del dios tutelar del arte del siglo XX a la
revolución cercana del mayo del 68. Todo aquel estruendo desconcertó al
artista, nada acostumbrado a oír silbar tan cerca las balas, y
optó por la vía del visionario, afirmando que su obra solo se entendería
después de 10 o 15 años.
El caso es que el MoMA al
exhibir en 1980 el legado de Picasso, en una magna exposición inclusiva,
todavía debía de recordar aquel famoso anatema de cierto pope del mundillo
artístico que tildó de “pintarrajeos infantiles de un nonagenario en horas
bajas” sus obras de Avignon porque decidió mostrarlas con cicatero embarazo en sus
salas más discretas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario