Les femmes d´Argel, Picasso |
Muchos coleccionistas de arte contemporáneo como no confían en su propio juicio -el juicio estético se alcanza con dificultad y después de haber hecho una lenta y arriesgada inversión en tiempo- ven más fácil confiar en una marca. Para ello les basta con invertir solo dinero, a ser posible mucho dinero.
El primer caso de artista-marca del arte moderno podría ser Picasso. Inmediatamente después se abrió la veda: Rothko, Pollock, Warhol, Richter, Freud, son algunos casos conocidos. Pero aunque se convirtieron en marcas, aún seguían siendo artistas.En nuestros días, sin embargo, Koons, Hirst o Kawara, por citar tres ejemplos que encantan a los coleccionistas ricos, son básicamente marcas.
Observen ustedes la situación y comprueben cómo, también en el mundo del arte, una imparable y sofisticada decadencia de naturaleza extraartística -pero propia de la condición humana- se empeña en convertirnos, con el eficiente concurso de los medios de comunicación de masas, en rendidos admiradores de un deslumbrante joyero sin joya dentro.
Balloon Dog, J. Koons |
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