A pesar de que él nunca lo habría
admitido y de que reivindicara hasta el final la operatividad del programa “Arts
& Crafts” Charles Francis A. Voysey está considerado uno de los pioneros de
la arquitectura moderna. Él, como decimos, rechazó hasta el mismo concepto por
considerarlo inexacto y pretencioso.
Como arquitecto – fue también un
afamado diseñador textil y de muebles- su especialidad eran los “cottages”,
esos refugios campestres de aire Tudor que la clase privilegiada británica
tenía a gala hacerse construir en la campiña. Él supo despojarlos de los
detalles más innecesariamente vernáculos, desarrolló su horizontalidad, despejó
sus interiores y, finalmente, los cubrió de un revoque blanco de áspera
textura. Casas como las de Guilford, Proposed o The Orchard siguen siendo hoy
un prodigio de consonancia entre el medio rural y el confort burgués. Pero, sin
duda, es Broad Leys House su obra más refinada. Con la planta en forma de L
–rasgo característico que compartió con otro gran arquitecto británico como
Mackintosh- toda la casa se apoya sobre una base de piedra que la aisla del
resto del campo y le procura unas vistas más elevadas y espléndidas sobre el
cercano lago Windermere. Las soluciones más novedosas de la vivienda, no
obstante, se reservan para el exterior, como es el caso de los tres enormes
ventanales cóncavos que parecen salir del cuerpo menor de la gran L y que dotan
de una iluminación integral a las habitaciones comunes, situadas a lo largo de
la fachada del jardín frente al lago, todas ellas de triple altura y conectadas
por medio de un corredor elevado que da a su interior un aspecto como de puente
habitado. En el exterior, la presencia de contrafuertes en las esquinas, el
color verde Buckingham para la carpintería de madera y canalones y el ya
mencionado revoque blanco afirman inequívocamente el estilo Voysey. Otro
detalle singular lo representan las ventanas corridas bajo los típicos tejados
a cuatro aguas, responsables de una nueva percepción de espacialidad dentro de
la casa.
![]() |
Detalle de la fachada al lago con los ventanales cóncavos |
Aunque pertenece hoy al Club Naútico de
Windermere, que ha hecho algunas reformas en el interior, todavía puede
sentirse esa sensación de confortabilidad y refinamiento cuando entras en ella
debido a los esmerados trabajos de artesanía tanto de la madera como del
cristal. Las vidrieras emplomadas del acristalamiento, por ejemplo, dan al
interior un aspecto vagamente isabelino que contrasta con la modernidad del exterior.
Solo añadir, para los curiosos del
séptimo arte, que Broad Leys House se utilizó para rodar las últimas escenas de
“La mujer del teniente francés”.
![]() |
Interior, salón planta baja. |