sábado, 30 de enero de 2016

PATRICIO CABRERA O EL LIVIANO EMBLEMA DE LA FELICIDAD

Las noches al raso no tienen estrellas, 2015




Es bastante probable que aquel que canta no siempre sea feliz, como dijo Bonnard cuando fue viejo, pero de lo que no cabe duda es de la alegría que nos embarga cuando nos alcanza la canción de Patricio Cabrera. No hay en ella lugar para el drama ni tan siquiera ocasión para la melancolía. Se diría que su pintura ha sabido, desde el inicio, orquestar el gozo de estar vivo, canalizar la energía del mundo a través de la mano que mueve el pincel.

El ruido del mar, 2010


Sus cuadros son tesoros y poseer uno de ellos es como tener una ofrenda votiva en casa. Incluso cuando en alguno un barco se hunde siempre al lado hay un pájaro que canta desde el nido o una luz que lo redime o una planta trepadora que parece sustentarlo.

No es casual que sea un paisaje de palmeras el liviano emblema de la felicidad. También yo he visto sus dragones y puedo asegurar que jugaría con ellos. 


Geometría de la distancia, 2011

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