lunes, 9 de diciembre de 2019

Lo Que Importa


No. El mundo no tiene importancia. Lo que de verdad importa lo lleva uno consigo y no lo olvida nunca, aunque de esto te das cuenta cuando todo lo que te hizo vibrar te queda un poco lejos.
No me acuerdo de los viajes ni de las ciudades ni siquiera de la mayoría de los nombres y rostros de mis sucesivos amantes, pero me acuerdo de la casa de mis padres, de mi cuarto, de la finca donde jugaba a perderme entre los árboles. De la soledad también me acuerdo. De las tardes de verano en la buhardilla viendo desde el balcón deslizarse lentamente los grandes trasatlánticos por la ría. La memoria tiene estas cosas, lo pasa todo por su tamiz mágico.
Resulta que pasan los años y se te olvidan algunos acontecimientos que creías de la mayor importancia y que luego el tiempo se ha encargado de disolver entre los recuerdos. Y, en cambio, de los tiernos pensamientos que te embargaban mientras veías pasar a lo lejos a los parsimoniosos trasatlánticos -el Santa María, el Rotterdam, el Camberra- te acuerdas ahora con admirable precisión.
Es posible que uno se acuerde con más claridad del principio cuando presagia no muy lejos el final.



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