"Precipitados" es la exposición de Javier Velasco que durante estos meses de septiembre y octubre de 2014 puede verse en la sala Manolo Alés del Museo Cruz Herrera de La Línea, un proyecto que ya presentara en Miami hace poco más de un año en el que a través de la pintura y la fotografía reflexiona sobre la situación crítica del artista en su contexto. El texto del catálogo es de un servidor, aquí os lo dejo:
ATAQUE AÉREO
El soñador va a la
deriva, el que imagina sabe a dónde quiere llegar. La imaginación no es
evasiva, su actividad nos vitaliza y vivifica. Ante el amenazador panorama de
un arte sin artistas o en el que el artista es el servicial camarero, de un
arte entrópico donde el entramado de intereses –a menudo conflictivos y no
siempre confesados- de la Corporación
Arte decide y sanciona las reglas del juego, Javier Velasco ha imaginado
una respuesta e ideado una estrategia. Sus objetivos han sido minuciosamente
seleccionados y hacia ellos ha decidido lanzarse en caída libre. No fantasea,
utiliza su imaginación para llegar a donde quiere. Pero en esta ocasión, a
diferencia de la mayoría de los poetas, Javier Velasco no nos propone un viaje
sino una caída. Una caída que es un alegato con valor de manifiesto. Un
precipitarse lírico al vacío del arte. Al fin y al cabo, poesía de acción.
Skyfall CAAC Sevilla, 2013
Preguntémonos si
no ¿qué fuga semántica desencadenan estas imágenes en nuestra mirada? ¿No es
acaso el salto una respuesta o, mejor, una acusación agónica? ¿No es el propio
artista quien se precipita sobre unos objetivos artísticos deliberadamente
marcados como el kamikaze sobre los buques enemigos? Su salto, entonces, no es
tanto un suicidio como un desafío, una invitación a la revuelta general de los
artistas, y una seria advertencia a la mencionada Corporación que decide y sanciona el número y la identidad de sus
invitados.
Velasco no hace
arte sobre el arte a la manera postmoderna (ni se apropia ni se trivializa ni
mucho menos frivoliza con el caos y la fealdad del mundo) sino que, ahora más
que nunca, hace arte sobre el estado del arte y, más concretamente, sobre su
propio estado de ánimo con respecto a la situación actual del arte. Lo ve desde
arriba y decide precipitarse a su vacío. La maniobra es peligrosa y el golpe
sin duda se augura terrible y aun así asume los riesgos. En realidad, lo que
Velasco está reclamando de los artistas y del arte es una clase de cordura
diferente de la clase de cordura habitual y consensuada para poder vivir
cómodamente en el mundo de hoy. Lo que Velasco denuncia es el museo de arte
moderno convertido en gran almacén de espectáculos tecnológicos o en escenario
de entretenimientos culturales urdidos por comisarios adeptos al discurso del
momento. Y lo que Velasco recusa es la falta de discriminación artística tan
moderna que hace iguales al poeta y al patán y que obliga a convivir en una
misma sala a una obra de arte con una fotocopia pinchada.
Contra todo eso su
respuesta es estrellarse. Una decisión, ya se ha dicho, arriesgada y temeraria.
Algunos la verán suicida, pero hay actos suicidas que terminan por convertirse
en revelaciones ascéticas.
Skyfall Art Basel Miami Beach,2013
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