viernes, 22 de junio de 2012

Pérdidas Horribles (del Arte)

Muy cerca de la capilla degli Scrovegni, en la iglesia de los Eremitas de Padua, Mantegna realizó una serie de frescos sobre temas incluídos en la leyenda áurea, ciclos dedicados a San Cristóbal y al apóstol Santiago. Pero la fatalidad quiso que, después de más de cinco siglos intactos, los bombardeos de la última Gran Guerra destruyeran la mayoría de estas obras excelsas. Es una pérdida horrible porque seguramente pertenecían a uno de los conjuntos artísticos más grandes de todos los tiempos.
De una manera similar a como Giotto o Masaccio imaginaron la realidad, Mantegna se enfrenta a su tema. Pero el criterio acerca de lo que se creía la realidad había cambiado y con Mantegna había alcanzado mucha mayor exactitud y rigor del que tuvo en época de Giotto.


El 11 de marzo de 1944 el renacimiento italiano y con él, toda la historia de la pintura occidental, sufrió una amputación irreparable y hoy, cuando entramos en la capilla Ovetari del templo de los Eremitas, solo podemos contemplar con impotencia muda los restos al fresco de dos paneles inferiores de la pared derecha, y porque se desprendieron a finales del XIX por su mal estado para una futura reparación.

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