jueves, 20 de junio de 2013

Importancia de Giotto



Entre las postrimerías del siglo XII y los albores del XIII Dante Alighieri conforma la lengua de los italianos. Echa mano, para ello, del latín universitario y eclesiástico y lo macera con el fermento vivo del toscano, una lengua vulgar a la que añade algunos términos de otras lenguas romances. El resultado de todo ese mejunje es el actual italiano. 
Pues bien, se da la circunstancia de que por esos mismos años Giotto di Bondone hace algo parecido en la pintura. Gracias al descubrimiento del naturalismo y a la conciencia del espacio calculable inventa la que será durante siglos nuestra lengua figurativa. La misma que luego desarrollarán progresivamente hasta la perfección artistas como Masaccio, Piero della Francesca, Leonardo o Tiziano.
Adoración de los Magos, Giotto

Estos dos fenómenos importantísimos ocurrieron, como acabamos de decir, casi a la vez y en un espacio físico muy delimitado: la Toscana italiana entre los siglos XII y XIII.
Para dicha eterna de los italianos fue precisamente Giotto quien se dio cuenta mejor que nadie de lo que el arte bizantino guardaba en su interior y que estaba aun por explotar: la comprensión correcta del volumen, los tanteos de la perspectiva y la debida atención a los detalles realistas. Sin embargo, convendría recordar que en la verdadera historia, y mucho menos en la historia que compete a las producciones artísticas, no existen capítulos totalmente nuevos ni creadores que creen “ex novo”. Por tanto, no tiene por qué menoscabarse la importancia de Giotto si subrayamos que sus métodos deben mucho a los maestros bizantinos, y su modelado y rudimentaria perspectiva, a los escultores de las grandes catedrales góticas. Él quizá pudo ser el que mejor las supo aplicar a la pintura mural con conciencia de artista. Y eso lo hizo grande para siempre.
San Francisco y los pájaros, Giotto

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