Da pena ver cómo el talento de Woody Allen va menguando al ritmo de su energía vital en un rosario de películas que como Match Point, El sueño de Casandra, Vicky Cristina Barcelona, Si la cosa funciona o Medianoche en París dejan cada vez más al descubierto las limitaciones de este dicharachero moralista judío en una suerte de bucle fatalmente retroactivo donde, sin remedio, el anterior film mejora al siguiente.
El espectáculo es tan penoso que le propongo desde este humilde blog -sin cobro de derechos de autoría- un nuevo título a su ya larguísima nómina que venga a poner freno a tan patética deriva:

Como material de trabajo no está mal, ¿no? y el título promete mucho. En tus manos lo dejo, Woody...
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