Cuando te embriague la tristeza y te creas solo acércate, como decía Rilke, a ese árbol del camino y mira la noche de estrellas, tan fría que te afila el rostro, y piensa que el árbol y la noche están ahí, han estado y estarán, para hacerte más humana la existencia. Y ten el valor de pensar que incluso algunas estrellas exigen que las sientas.
Noche Estrellada, Van Gogh |
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