martes, 18 de junio de 2024

No puedo sin ti


 

            Y venían los besos, arrobados, corrosivos,

            largos besos palpitantes,

            profundísimos besos sin acabamiento.

            Y los ojos cerrados y la frente perlada

            de un sudor destemplado, y un tremor en los labios.

            Oh, sus ojos cerrados. Oh, maravilla de volverlos a ver.

            No puedo sin ti, le decía entre beso y beso. 

            Y después, dejaba pasar unos segundos

            y se lo volvía a decir: no puedo sin ti.

            Y, en verdad, no podía sin él o, al menos, 

            así lo pensaba.

            Finalmente se quedaba callado por un largo tiempo.

            Y eso era el amor, ambos con toda el alma

            consintiendo. 

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