A Agustín García
calvo, in memoriam
Que Agustín García calvo consiguiera ser
funcionario del estado español cuando franco estaba en plenas facultades y
ejercía a pleno rendimiento viene a confirmar aquello que decía otro Agustín
(éste, de foxá) sobre el franquismo (a saber, que era una dictadura muy
atenuada por su propia incompetencia). A dios gracias.
a.García calvo supuso para generaciones
de jóvenes estudiantes de filosofía y letras de aquella España tan asfixiante
una bocanada de aire libre, libre y puro. Y un estímulo intelectual de efectos
psicotrópicos. Fernando savater, Félix de azúa o Miguel ángel Velasco no serían
los mismos sin la obra y la figura de este libérrimo humanista paganizante, por
ejemplo.
Si los días se pudieran elegir, seguro
que García calvo habría elegido el día que murió para morirse. El día de todos
los santos, como su último choteo sublime. Filólogo erudito, ensayista
lucidísimo, poeta inimitable, brillante traductor de lenguas clásicas y vivas, la ciudad de Sevilla tuvo el inesperado (y quizá también inmerecido) privilegio
de disfrutarlo durante casi diez años cuando llegó a principios de los
cincuenta para ocupar la cátedra de lenguas clásicas en la facultad de
filosofía. Años en los que estoy seguro
enseñó a sus alumnos cosas que, de otro modo, nunca hubieran aprendido
porque ninguno de los que por aquí ejercía se las hubiera podido enseñar.
Esta tarde releeré algunos de sus poemas
de “Canciones y soliloquios” para que, al menos, su palabra, su música y su
pensamiento me consuelen un poco de su ausencia.
Os dejo para compartir la versión
musical que Amancio prada hizo de uno de sus poemas más gloriosos “El mundo que
yo no viva” y que aquí canta acompañando a María dolores pradera. Poema Ahora
literalmente perfecto.
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